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Ubicado en el número 44 de la calle Balderas, La Hija de los Apaches no es solo una cantina, es un templo popular donde se rinde culto a la bebida, la música tropical y la cocina sencilla pero sabrosa de barrio. Con más de 60 años de historia y un ambiente que respira autenticidad chilanga, este icónico lugar ha sobrevivido al paso del tiempo sin perder su alma ni su sazón.
Aquí no se viene solo a tomar, se viene a vivir la experiencia. La estrella del lugar es el pulque curado, que ofrecen en sabores como guayaba, avena, apio, piñón o mango, servido frío, espeso y con ese dejo ancestral que solo se entiende al probarlo.
Para quienes buscan algo más fuerte, también hay cervezas frías, tragos de ron, tequila, mezcal o brandy. Y como manda la vieja escuela, cada bebida viene con su botana: puede ser una ensalada de cueritos, pepinos con chile, o hasta cacahuates con ajo y limón.
El menú no es extenso, pero sí contundente. Dependiendo del día, puedes encontrarte con:
Carne de puerco en chile pasilla, con arroz y frijoles
Pancita o pozole estilo cantinero, los fines de semana
Tostadas de pata o de salpicón, siempre crujientes
Quesadillas con nopales o tinga, hechas al momento
Y si tienes suerte, un caldo de camarón picosito que revive hasta a los más crudos
La sazón es casera, directa y sin pretensiones: lo que comes aquí es el sabor de la Ciudad de México, el que se cocina con paciencia y se acompaña de risas, cumbias y un ambiente de camaradería.
La música tropical suena en vinilo o en rocola, mientras los clientes –locales y foráneos– se mezclan en las mesas o bailan junto a la barra. Hay generaciones que han crecido entre estas paredes, y ahora, viajeros de todo el mundo llegan buscando algo más auténtico que una franquicia: una experiencia real.
Pulque curado, cerveza, mezcal, tequila, brandy y cocteles clásicos.
Sí, aunque algunos platillos cambian según el día. Te recomendamos ir a mediodía para más variedad.
Sí, es un lugar tradicional frecuentado por locales y visitantes. Se recomienda ir en horario diurno o temprano por la noche.
No. El lugar funciona por orden de llegada, y el ambiente es relajado y sin pretensiones.
📍 En Balderas 44, a pocos pasos del Metro Juárez, en el Centro Histórico de la CDMX.